Siempre llegamos después de haber apretado el gatillo.

Jugar a la ruleta rusa
con palabras que perforan más
que una bala entre ceja y ceja.

Al menos nadie nos salvará de la muerte.

Para encontrarnos al otro lado del mundo
escupirnos sin piedad todo el amor
del que oímos hablar en los libros
sin saber que lo guardábamos
y sólo nos faltaba abrir las manos.

No hay mayor tesoro que el que se posee sin saberlo
mientras nos convertimos en posesiones
de quién da mucho menos por nosotros
que nosotros mismos.

Porque buscar a otro
no es más que otra forma
de buscarse uno
mal buscado
y dejándose los trozos por el camino.

Todos tenemos secretos
que no podrían salvar al mundo
pero sí a nosotros de él
si el miedo no nos impidiera utilizarlos.

Mientras, asustados
por creernos lo propio en lo ajeno
nos defendemos cómo sólo las personas sabemos
hacia dentro
sangrándonos

Jugando a la ruleta rusa
con palabras que perforan más
que una bala entre ceja y ceja.




























1 comentario:

  1. Hieren más las palabras que las espadas...Sobre todo esas que nunca se dicen y que se van quedando dentro.

    Supongo que somos un cúmulo de experiencias que sólo tratan de no deshacerse en las manos equivocadas.

    Salud.

    ResponderEliminar